martes, 17 de julio de 2012

Cap. 3 "Un Extraño en Casa"


Lali lo miró. Tenía muy buen carácter y un cuerpo muy musculoso. Irradiaba una confianza en sí mismo y una tranquilidad de las que atraían a las mujeres. Ella misma sintió una chispa por dentro. Uno no podía resistirse a la llamada de la naturaleza, supuso, no importaba que fuera inconveniente.

-Míralo de esta forma –continuó Cande-. Si no te gusta el color de la pintura o los azulejos que yo elegí, puedes cambiarlos. Yo lo pagaré. Si quieres, añade unas cuantas cosas más mientras él esté disponible.

-No puedo permitírmelo. Y no quiero nada más. Yo... oh, demonios, tengo demasiadas cosas en las que pensar.

-Lo vas a hacer muy bien, Lali. Conseguir clientes no es tan difícil. Además, tu trabajo habla por sí mismo. Empieza con los contactos que yo te he dado, usa mi agenda, y llámame para cualquier duda. Si estoy en algún sitio en el que haya teléfono, claro -y se rió-. En serio. Tienes todo lo que necesitas para tener éxito.

Todo, excepto los clientes.

-Te agradezco tu fe en mí -le dijo Lali-. Hablaremos pronto.

-Adioooós.

¿Adioooós? ¿Qué le había hecho aquel Agustin Sierra a la sensatez de Cande? Lali colgó frustrada y metió el móvil de nuevo en el bolso. Después miró al hombre semidesnudo que la observaba con algo de desconcierto.

-Entonces, supongo que eres el pintor -dijo ella, intentando sonreír.

Él inclinó la cabeza para asentir.

-Y el que arregla los marcos de las puertas, el carpintero, el escayolista y, posiblemente, el electricista, a juzgar por los cortocircuitos que hay en el baño..

-¿Cortocircuitos en el baño? -repitió ella, sombríamente-. Tengo que sentarme -dijo, y se inclinó para tomar el equipaje y entrar en la casa.

Peter le quitó las maletas, las levantó como si no pesaran nada y le sostuvo la puerta para que entrara. Al pasar a su lado, Lali percibió una vez más su olor a sol cálido y a coco. Agradable de una forma playera.

Miró a su alrededor en el diminuto salón y se le encogió el corazón. Casi no había sitio para sentarse. El mobiliario estaba cubierto con telas, y había tablones y herramientas por todas partes. También había una tabla de surf y dos bicicletas apoyadas en una pared, una de ellas, desmontada.

Peter dejó las maletas en el suelo, apartó la tela que cubría el sofá y le señaló galantemente un sitio para que se sentara. Ella se dejó caer de un modo muy poco femenino.

-¿Mejor?

-Un poco.

Peter se sentó en una silla muy cerca de ella; se le movieron los músculos de las piernas y del pecho con aquel sencillo gesto. El motivo por el que se abandonó en su cuerpo en un momento como aquel era un misterio. Debía de ser a causa del agotamiento. No podía apartar la mirada de él, como si se hubiera quedado hipnotizada por un objeto brillante.

-Esto es un poco confuso -dijo, intentando aclararse las ideas-. Cande me vendió esta casa mientras estábamos en Londres y ahora...

-Y ahora yo se la estoy arreglando. No hay ningún problema -dijo él. Tenía los ojos más azules y la boca más expresiva del mundo. Y ancha, como si se pasara la mayor parte del tiempo sonriendo.

-Sí, si hay problemas -corrigió ella-. Tengo que vivir aquí, ¿sabes? Y trabajar aquí. Y...

-No te preocupes. Soy un compañero de piso estupendo.

-Estoy segura de que lo eres, pero, de verdad, no quiero un compañero de piso -ni una obra en casa. Era evidente que Peter no era de los que trabajaban ordenadamente. Las herramientas y los materiales estaban desparramados por todas partes. Sólo Dios sabía cómo estaban el resto de las habitaciones.

-Yo tampoco, pero soy flexible -dijo él, y se encogió de hombros-. Te puedes quedar con la habitación principal, ya que es tu casa.

Ella se quedó mirándolo.

-Como acabo de decir, me gustaría tener la casa para mí sola.

Él le devolvió la mirada, pestañeó y sonrió.

-Soy consultora le explico ella. Era un trabajo que requería concentración, tranquilidad y orden, y, como mínimo, una habitación que le sirviera de despacho. Paseó la mirada por la sala y la encontró de la misma forma que encontraba su vida en aquel momento: caótica y confusa. Se sintió desesperada. Apoyó los codos en las rodillas y apoyó la cabeza entre las manos.

-Creo que ahora estás un poco asustada. Vamos a esperar unos días, a ver qué tal resulta todo.

Ella levantó la cabeza y lo miró.

Él sonrió.

-¿Qué pasa, que quieres echarme hoy? ¿Quieres que ya duerma en la playa?

-Estoy segura de que tienes amigos o familia con los que puedes quedarte.

Él se quedó mirándola con aquellos ojos de color miel. Lali sabía que el silencio era un arma para negociar, mediante la cual se conseguía que el adversario acabara soltando una respuesta afirmativa, y ella sentía que estaba a punto de sucumbir, quizá porque Peter era tan desconcertantemente guapo y estaba tan... desnudo. Y parecía que veía más de lo que ella quería revelar.

10 comentarios:

  1. Me encanto el capítulo! que caballero Peter. Mas nooove! Besos

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  2. genial esta muy buena queiero mas besos @lalipeter12

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  3. me encantaron los dos capítulos! esta muy buena la novela ya quiero el proximo
    besos

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  4. BUENISIMO!! jummm aunquee mucho no me gusto quee quisieraa correr a peter pobree jajajajaja pro yo creo que va a seder antee el mee encanto el caap fuee geniaal :DD!!

    @maaff_lazaro

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  5. Lina (@Lina_AR12)18 de julio de 2012, 1:00

    Muy bueno el cap!Vamos a ver cómo resulta la convivencia!

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  6. Me gusta la nove! Sube mas!!!
    Un besito, @clau_carpediem

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  7. me encanta♥ espero mas

    @Angie_232alma

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  8. X mucho desastre k tenga en la casa Peter se muestra amable,no dudo k la haga sentir bien.

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  9. Aaahhhhh me encanto el cap, Peter un caballero le llevo las maletas, le abrió la puerta y saco la tela del sillón =$ jajajaj me encantoooo eel cap! Noooo qe Lali no lo heche por favorr, que lo reconsidere :D esta buenisima la nove! Gracias por siempre avisarme por Twitter un beso enorme MASSSS NOVEEEEEE POR FAS! @LuciaVega14

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