jueves, 19 de julio de 2012

Cap. 6 "Un Extraño en Casa"


-¡Hola, Peter! -le saludó Rochi alegremente.

-¡Hola, ardilla! ¿Qué tal?

-Muy bien. He quedado segunda en natación.

-Estupendo. ¿Ya ha dejado el almirante de molestarte con lo de las notas? -guando se había marchado de casa, Peter se había dado cuenta de que era posible que Rochi tuviera que pagar el precio de su rebelión. Sus padres eran protectores en exceso y querían que se quedara en casa, bajo vigilancia.

-No me estaba molestando, sólo estaba preocupado por mí, eso es todo. Los padres hacen eso. Es su deber.

-Hay más cosas en el colegio aparte de las notas, Rochi. No le dejes que te intimide con eso.

-Tranquilízate, ¿quieres? Yo también quiero sacar buenas notas, para la universidad.

-Te queda mucho tiempo para la universidad. Tienes que vivir la vida -él iba a asegurarse de que, en cuanto terminara el instituto, Rochi pasara un año en Europa. Aquello era lo que ella quería, aunque hacía tiempo que había dejado de hablar de ello. Él había visto un folleto en su escritorio una vez que había estado en casa, en Acción de Gracias. Estudia en el extranjero. Visita Europa y consigue créditos para la universidad». Él le había preguntado sobre aquello, y ella se lo había explicado alegremente, hasta que le había leído los precios. Entonces, todo su entusiasmo se había desvanecido. Demasiado dinero. No tenía ni que decirlo.

Entonces fue cuando él decidió que lo pagaría. Lo arreglaría todo, incluida la conversación con su padre. Peter no permitiría que Rochi pagara sus pecados. En cuanto tuviera el certificado de bachillerato, él la sacaría de la jaula en la que sus padres la habían encerrado.

-Bueno, no puedo esperar más a que llegue el fin de semana -dijo Rochi-. Tienes que enseñarnos a hacer surf. Voy a llevar a Sheila. Quiere navegar.

-Eh... Por eso era por lo que llamaba -le dijo. Odiaba tener que desilusionarla, porque ella pedía muy pocas cosas. A él, y al resto de la gente en general-. Vamos a tener que posponer el viaje hasta dentro de unas dos semanas.

-¿Posponerlo? ¿Por qué?

-Por que la situación ha cambiado. Resulta que la dueña ha vendido la casa, y ahora la nueva propietaria está aquí.

-Pues nos llevaremos los sacos de dormir y dormiremos en el suelo.

-Todavía no. Está un poco susceptible; -¿Has dicho propietaria? ¿Tu casera es una mujer?

-Sí.

-¿Y es soltera?

-¿Y qué importancia tiene eso?

-Tienes que poner en marcha todo tu encanto especial.

-Tendré suerte si no me echa de una patada en el trasero.

-¿Tiene ojos? ¿Orejas? ¿Libido?

-¿Libido? Esa es una palabra que tú no debe= rías entender, y mucho menos usar.

-Tengo dieciséis años, Peter. Soy una mujer, con necesidades de mujer.

-Ya es suficiente -aquella idea le daba escalofríos-. Tómatelo con calma. Tienes toda la vida para involucrarte en... eso... -y sintió que se ruborizaba. Rochi necesitaba un hombre sólido que adorase el suelo por donde ella pisara, y sólo cuando fuera lo suficientemente madura.

-Sí, sí, lo que sea —dijo ella-. ¿Estás seguro de que no puedo ir?

-Lo siento.

-Supongo que mamá y yo alquilaremos una película, o algo así.

-Sal con tus amigos. No dejes que te encierren en casa.

-No me encierran en casa. Si estás tan preocupado por mí, convence a tu casera de que me deje ir. ¿Cómo se llama?

-Lali.

-Es un nombre bonito. ¿Y ella? ¿Es guapa?

-Está bien -un cuerpo bien formado, con todo en su sitio, según había podido apreciar a través de su traje. Durante un momento había tenido el impulso de acostarse con ella. Pero aquello era una mala idea si quería vivir allí todo el verano y un poco más. Podría complicar las cosas.

-Bueno, ¿por qué no... esperas a ver qué pasa?

-No vamos a tener esta conversación, Rochi.

-Muy bien. Pero ojalá encontraras a alguien especial y dejaras de ser tan pesado conmigo.

-Sólo estoy cuidando de ti.

-Pues entonces, invítame a la casa de la playa.

-Lo haré. Tan pronto como sepa si voy a quedarme.

-Si tu casera es una mujer, te quedarás.

Él no estaba seguro de cómo entender aquello, y no le gustaba que su hermana tuviera ni la más mínima idea de cómo era su vida amorosa.

-Haz algo divertido este fin de semana -le ordenó, y después colgó, con su compañera de piso en la cabeza. Seguro que sería buena en la cama, activa, motivada, orientada a conseguir metas. Conocería muchos trucos útiles. Hmm.

No. Necesitaba a Lali como compañera de piso, no como compañera de juegos.

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