Cap. 8 "Un Extraño en Casa"

-Se ha despertado la bella durmiente dijo-. Barbi, te presento a mi casera, Lali Esposito. Lali, te presento a Barbi.

-Hola -dijo Barbi. La expresión de su cara era clara: «¿Estás detrás de él?»

<No, gracias», intentó transmitirle ella con los ojos.

-Encantada de conocerte, Barbi.

-¿Has descansado un poco?

-Un poco -excepto por la batidora, la visita del niño, la risa de la chica, la música y el perro. Pero no tenía sentido ponerse tan técnica-. Siento interrumpir, pero quería pedirte que sacaras las cosas de mi habitación...

-Creo que debería irme -le dijo Barbi a Peter.-. ¿Nos vemos más tarde? -preguntó ella, estableciendo la propiedad, seguramente por Lali-. ¿Vamos al partido de voleibol de Ollie's?

-Me pasaré después si me apetece -respondió él, diciéndole claramente, no me presiones».

Pobre Barbi. Probablemente, no se había dado cuenta de que aquel chico era tan esquivo como guapo.

-Nos lo pasaremos bien. Te lo prometo.

-Tú no me necesitas para pasártelo bien - respondió él.

Barbi frunció el ceño ligeramente y miró a Peter y después a Lali, evaluando el peligro de dejarlos solos. Al final, suspiró, tomó su pareo y su bolsa de la playa de una silla y se despidió. Peter la observó despreocupadamente mientras se alejaba, admirándola como quien admiraba una obra de arte en un museo, sabiendo que había muchas más que también merecían la pena.

El perro dio un salto para llamar su atención.

-¿Es tuyo? -le preguntó Lali, con la esperanza de que la respuesta fuera negativa. La última cosa que quería era que aquel can con las patas llenas de arena la despertase todos los días. Aunque tuviera aquellos ojos marrones, tan grandes como los de un oso.

-¿Lucky? No, su dueño vive en otra casa de la playa, más abajo, pero a él le gusta venir aquí. Somos amigos, ¿a que sí, Luck Man?

El perro lo miró con adoración, como queriendo decir «claro que sí, jefe».

-Ya es hora de que te vayas a casa, amigo - le dijo Peter-, antes de que tu dueño se preocupe -le dijo, y le sostuvo la puerta para que saliera, cosa que el animal hizo lentamente, mirando hacia atrás mientras se alejaba.

Lali no pudo evitar sonreír al verlo y Peter captó su mirada.

-Es un perro estupendo, ¿eh?

-Lo llena todo de arena.

-Tendrías que estar agradecida porque no haya traído otra estrella de mar. Una vez escondió una debajo de la cama. Apestaba.

Estupendo.

-Bueno, estoy seguro de que tendrás hambre -dijo Peter.

-Me muero de hambre -respondió Lali, y su estómago rugió para confirmarlo. Lo último que había comido había sido el filete del avión.

-Muy bien, estaba a punto de preparar unos huevos a lo Peter.

-¿Y cómo son?

-Huevos con cualquier cosa que encuentre en la nevera. Y con una salsa de tomate que hago yo mismo.

-No quisiera molestarte -dijo ella. Debería deshacer las maletas primero, pero comer le daría la energía suficiente como para instalar los programas de Cande en el ordenador, estudiar su lista de contactos y prepararse para hacer las llamadas al día siguiente.

-Simplemente pondré un par de huevos más. Fácil -dijo él, y se dirigió hacia la cocina-. Somos compañeros de piso, ¿no?

'No por mucho tiempo', quiso decir ella, pero le daría un descanso hasta que comieran. No podía pretender que Peter sacara aquel banco de ejercicios de su habitación con el estómago vacío.

Fue hacia la cocina para ayudar.

-¿Qué hago? -preguntó Lali cuando llegó a la cocina.

-Sólo hazme compañía -respondió Peter. Abrió la nevera y se inclinó, demostrando la maravilla de la ingeniería biológica que era su cuerpo. Los músculos se le movieron suavemente, se tensaron y se relajaron mientras buscaba las cosas dentro del refrigerador. Y tenía la piel dorada del sol...

Alto. ¿Qué estaba haciendo? Su cerebro debilitado por el viaje continuaba fijándose en la anatomía de Peter. Debería estar preocupándose por «cualquier cosa que hubiera en la nevera». Si Peter era como el resto de los hombres, habría sobras de comida china, ketchup y, a lo mejor, una lechuga mustia.

Se sintió aliviada cuando vio que se trataba de comida fresca: un aguacate, unos champiñones, queso y espinacas.