-¿Estás seguro de que no quieres que te
ayude en nada? -preguntó ella. «Para dejar de comerte con los ojos.
-Nada -respondió él. Por la forma en que
él encendió el fuego y puso la mantequilla en la sartén, ella constató que
sabía apañárselas en la cocina.
La cocina de aquella casa era pequeña...
no, acogedora, se corrigió, pensando como una vendedora de pisos. La encimera
no era muy grande, pero encantadora, de azulejos blancos y azules bien
colocados. El fregadero y el grifo, sin embargo, estaban viejos y oxidados.
Tendría que invertir unos cuantos dólares en reemplazarlos, porque el baño y la
cocina de una casa eran dos grandes bazas para venderla. La cocina era antigua,
pero estaba limpia y parecía que funcionaba bien.
-Al menos, voy a poner la mesa -dijo
ella, acercándose a un armario que estaba al lado de él, donde imaginó que
estarían los platos. Sin embargo, encontró cuencos, frascos de harina y azúcar
y legumbres.
-Ahí arriba -Dijo Peter, y levantó la
barbilla para señalarle el lugar mientras cortaba champiñones.
-Perdona -dijo ella, que se estiró para
tomar los platos por delante de él.
-No te preocupes -dijo Peter, sin moverse
ni un centímetro.
Lali sintió sus ojos en el cuerpo y su
sonrisa perezosa, y se sintió molesta por la intimidad que desprendía aquella
situación. Tomó dos platos y decidió esperar a que él se alejara de la encimera
para alcanzar los vasos de agua de la estantería más alta.
Gracias a Dios, los cubiertos estaban en
el primer cajón que abrió. Sin embargo, no se arriesgó a buscar las
servilletas, que seguramente estarían en un cajón a la altura de la ingle de Peter,
y tomó dos trozos de papel de cocina. Después se acercó a la mesa, en la que
había más cosas de Peter, un manual para reparar bicicletas, un set de llaves
inglesas y un taco de revistas de surf, de buceo y de vela.
-Parece que haces muchos deportes
acuáticos -le comentó para darle conversación mientras ponía la mesa.
-¿Y qué otra cosa podía hacer, viviendo
en la playa? Me gusta pasarme el día en el agua.
Lali pensó que quizá estuviera bien
pasarse el día en el agua de una piscina, limpia y clara, pero no en el agua
asquerosa del océano, llena de algas y de criaturas misteriosas que no se
veían. Además, el agua salada le irritaba los ojos.
Cuando terminó de poner la mesa, observó
cómo Peter picaba con destreza un trozo de cebolla y la echaba en la
mantequilla que borboteaba en la sartén. Estupendas manos.
Lali se obligó a apartar la mirada, y se
fijó en el linóleo del suelo. Estaba descolorido, agrietado y abombado. Habría
que cambiarlo también. Esperaba que fuera parte del trabajo de Peter. Si no,
tendría que pagarlo ella.
Era la ocasión perfecta para preguntarle
qué era lo que le había pedido Cande. Se lo preguntaría amablemente, no con su
estilo directo habitual. Después de todo, aquel hombre estaba cocinando para
ella.
-Supongo que la empresa de construcción
para la que trabajas te deja mucho tiempo libre para hacer deporte.
Peter soltó una suave carcajada.
-¿Empresa de construcción?
La miró mientras tomaba el aguacate. Lo
agarró con la palma de la mano ahuecada e hizo que saliera la carne con tanta
facilidad que ella casi no pudo creérselo.
-Yo trabajo por cuenta propia.
-¿Y... mm.. cómo te metiste en esto de
las reformas?
-Realmente, no estoy en esto de las
reformas -respondió él mientras colocaba el aguacate cortado en forma de
abanico sobre la tabla-. Tengo amigos en el negocio -empezó a cortar el queso.
¿Había aprendido la albañilería de los
amigos? De los amigos del bar, sin duda, mientras fanfarroneaban de sus hazañas
en la construcción con unas jarras de cerveza. Aquel chico era un vagabundo que
vivía en la playa. Un vagabundo encantador, pero un vagabundo, al fin y al cabo.
Quizá el sentido común de Cande se hubiera ido al garete incluso antes de
llegar a Londres.
-Cande dice que trabajaste para su vecino
- le comentó, en busca de alguna credencial.
-Sí. Fue muy divertido. Y después Cande
me encargó este trabajillo.
¿Trabajillo? ¿Aquello era un trabajillo?
-Así que no eres exactamente un albañil.
-No. Doy clases de buceo, de vela, de
surf, reparo bicicletas, esto y aquello.
Al menos, él tendría otros ingresos y
sería capaz de pagar otro alquiler cuando se mudara.
-Bueno, cuéntame lo que Cande te pidió
que hicieras.
-Esto y aquello -dijo él mientras rompía
los huevos con una sola mano y los echaba en un cuenco a la velocidad del rayo.
-Especifica, por favor.
-Muy bien... Veamos... Reparar el tejado,
el agujero del muro entre las dos habitaciones, quitar el linóleo del suelo y
poner azulejos... empapelar, arreglar el baño, pintar el interior y el
exterior... Eso es todo, creo.
-Eso es mucho -dijo ella, agradecida por
que Cande le hubiera encargado que hiciera tantas cosas, pero preocupada por
tener que vivir con el caos y el desorden que todo aquello supondría. Por otra
parte, si cancelaba algo, tendría que pagarlo ella misma, y no podía
permitírselo-. ¿Y cuánto tiempo crees que tardarás?
aii quiero más nove me encantaron los dos capítulos !!
ResponderEliminarq lindos,con tantos trabajos tiene para estsar allí por largo rato!
ResponderEliminarme encanta! más!
ResponderEliminarjajajajajaja buenisimo mee encantaa como lali trata de correr a peter & cada vez le parece mas encantador es genial la novee (:
ResponderEliminar@maaff_lazaro
Le da mieditis a Lali quedarse sola con Peter,jajaja.
ResponderEliminaraaaayyyyy no ya voy y me lo traigo a Peter yo quiero qe me cocinnen!!!!!! :D jajajaj no sabes si Cande le habia mandado cosas que hacer a Peter :P jajajajaja y yo que Lali aprovecho el tiempo qe se qeda y .... qe se conozcan mas!!!!! <3 jajajaja me encanto el cap! gracias por publicar nove, me re encantooo!!! <3 @LuciaVega14
ResponderEliminarme encantaaa
ResponderEliminarmasssssss